Mi corazón y mi sangre
Una hermosa tragedia. El silencio, la introspección, un paso tras otro en la barra; Tendu, Plie, Grand Battement… Una niña silenciosa siguiendo los movimientos de sus compañeras, como una infinita sucesión de pasos de Ballet. Una joven temerosa sin saber qué hacer en una fiesta rodeada de desconocidos, un trago largo y amargo de Vodka, un largo pasillo en un aeropuerto. Una maleta arrastrada por una calle obscura, fría y silenciosa en medio de la fría nieve de un invierno en Alemania.
Un mar agitado, un viento helado en las mejillas, una borrasca que lo arrasa todo. Una hermosa tragedia…Un tórrido verano en Italia, un Otoño en Andalucía. Un poema, un “Lago Profundo y Obscuro” Como diría Zorën Kirkegard… Una tormenta tejiéndose en las profundidades del alma. Quién soy, a dónde voy?... De dónde proviene éste desasosiego, ésta pena que me desgarra el alma??... En la barra, cuatro tiempos, tendu, plie, grand plie…
Qué frío hace afuera, abrigarse antes de salir y no olvidar el ensayo de esta tarde…Mañana, escogemos al cuerpo de baile y las solistas… Qué más me da, si yo sólo pienso en estar lejos, en escapar de esto, de lo otro, de aquello, de todos, de mí misma. Así recorro las calles de Madrid, un Madrid helado y a obscuro, como una tumba fría. Cuándo y cómo volveré a verte???...Sin la esperanza de mirar algún día de vuelta tus verdes ojos ardientes, tu sonrisa nerviosa, tus cabellos ensortijados…Sin esa esperanza, hace tiempo que me habría muerto…
Vivo como un fantasma silencioso que se arrastra por las calles al anochecer, mirando la luna, las estrellas y preguntándose qué hacer, a dónde ir, cómo escapar siempre, escapar, sólo escarpar, de qué o de quién…Eso no lo sé, sólo escapar. Un día, te conocí, en Roma, eras el más guapo del mundo. Alto, delgado, sonriente. Tu rostro me reflejaba el amor y el deseo…Y yo, yo no puede más que amarte, sin remedio. Y por ese amor, hoy estoy perdida. Hoy soy esa sirena varada en medio de la arena, muriendo poco a poco sin poder respirar, sin poder regresar al mar, a las profundidades de las que fue expulsada.
Por ese amor, amor mío, hoy soy LA NOVIA DEL VIENTO, la novia de todos, la novia de nadie. El viento me arrastra, me lleva, y yo, yo me dejo llevar… La nieve cae silenciosa en las calles de Madrid, ese Madrid de los inviernos largos, largos, infinitos. Madrid es una tumba, helada y fría, en la que a veces, se asoma la alegría de encontrar una amiga, un bar abierto, una copa juntas….
El tren vuela, atraviesa los bosques de Italia, hasta llegar a la orilla donde aparecerá por fin Venecia... Venecia es un fantasma, un fantasma del pasado que aparece entre brumas como un milagro. Y yo, yo me asomo a la gloria desde el ventanal de un hotel donde lloré aquella noche como una niña mirando los ojos de un lobo. De las ventanas colgaban aquellos pesados cortinajes de terciopelo y brocados. Todo era fantasmal….Fantasmal y milagroso, como tus ojos…
Por fin el aterrizaje. Buscar el equipaje, encontrar el tren hasta Roma Termini. Dónde está el pasaporte??? Dónde tu aliento, dónde el eco de tus palabras…? Y Roma???...Qué es Roma???... Es mi corazón latiendo desesperadamente por ti, por tus ojos y tus manos…Por ese SILENCIO OBSCURO DE TU FRENTE, como diría Lorca…Roma, Roma es mi corazón desangrado…. Rojo, tibio, pegajoso, como la sangre…Como la piel sudorosa bajo el sol ardiente de aquel verano…
Roma es mi corazón y mi sangre…
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Un hada, una sílfide, una sirena varada tierra adentro. Un pájaro al que le han cortado las alas; Ícaro con sus alas de cera derretidas… Madame Butterfly, Manon Lescaut, Margarita Gautier, Violeta de la Traviatta, Madame Bobary, Giselle, Odette, Ofelia Muerta…Todas y cada una…. Soy todas y cada una, soy su silencio y su dolor; Sus penas, sus errores, sus arrepentimientos, su locura…Giselle, Madame Butterfly, Margarita Gautier …
La Novia del Viento que camina sol, sola por los senderos, silenciosa, llorosa…Siento la caricia del aire, el crujir de las hojas secas bajo mis pies, hojas caídas de los árboles en otoño, como hermanas de tiempo y dolor. Quién me diría jamás, siendo una niña, cuál sería mi suerte y mi destino. Entonces, no se tiene idea del futuro, ni del pasado, se vive el presente como un tiempo infinito, sin mesura y sin temor.
La infancia es como un sueño del que se despierta en la adolescencia para empezar a entender quién se es y qué es la vida. Mi infancia fue casi feliz, feliz e inconsciente como la de la mayoría de los niños, aunque crecí entre salones de danza, ensayos, tutús y zapatillas de Ballet, lentejuelas, tules y gasas.
Hubo poco tiempo para juegos y distracciones propias de una infancia normal. El tiempo se fue deprisa entre un ensayo y otro, y entre funciones y audiciones, terminó mi infancia y comenzó mi juventud.
Dado mi carácter distante y retraído, mi madre apenas tuvo tiempo y ganas de preguntarme por mis deseos y aspiraciones, aunque, de todas formas, poco hubiera podido decir o señalar, siempre fui indecisa, temerosa y vacilante. Me fui dejando llevar por la vida, las circunstancias, el viento…tal vez como ahora, como siempre…
Hazte bien el chongo, ese Tutú hay que recogerlo un poco más, enderézate la media, ponte bien la zapatillas. Apunta los pies, estómago adentro, largo el cuello, adentro el culo, abre el pecho. Mirada lejana, relaja las manos, los dedos largos. Todo una exigencia, todo una búsqueda permanente de la belleza y la armonía, para, al final, sólo dejarse llevar, dejarse llevar, por el viento, por la música, por el amor. El transe, el sueño, escuchar un acorde, un compás y dejarse llevar, eso es todo. El sueño del amor, la música. El sueño, el amor; La música de un acorde de guitarra…
Soy, pues, esa sirena varada, lejos, muy lejos de su hogar en las profundidades del mar. Madame Butterfly a punto de encajarse la daga y decir adiós al mundo y sus sufrimientos. El cisne negro cantando antes de morir. Margarita suspirando por última vez antes de manchar de sangre su pañuelo, Giselle ante su locura, Ofelia ante su río de lágrimas. Soy la Novia del Viento…
Una hermosa tragedia. El silencio, la introspección, un paso tras otro en la barra; Tendu, Plie, Grand Battement… Una niña silenciosa siguiendo los movimientos de sus compañeras, como una infinita sucesión de pasos de Ballet. Una joven temerosa sin saber qué hacer en una fiesta rodeada de desconocidos, un trago largo y amargo de Vodka, un largo pasillo en un aeropuerto. Una maleta arrastrada por una calle obscura, fría y silenciosa en medio de la fría nieve de un invierno en Alemania.
Un mar agitado, un viento helado en las mejillas, una borrasca que lo arrasa todo. Una hermosa tragedia…Un tórrido verano en Italia, un Otoño en Andalucía. Un poema, un “Lago Profundo y Obscuro” Como diría Zorën Kirkegard… Una tormenta tejiéndose en las profundidades del alma. Quién soy, a dónde voy?...
De dónde proviene éste desasosiego, ésta pena que me desgarra el alma??... En la barra, cuatro tiempos, tendu, plie, grand plie…Qué frío hace afuera, abrigarse antes de salir y no olvidar el ensayo de esta tarde…Mañana, escogemos al cuerpo de baile y las solistas… Qué más me da, si yo sólo pienso en estar lejos, en escapar de esto, de lo otro, de aquello, de todos, de mí misma. Así recorro las calles de Madrid, un Madrid helado y a obscuro, como una tumba fría. Cuándo y cómo volveré a verte???...Sin la esperanza de mirar algún día de vuelta tus verdes ojos ardientes, tu sonrisa nerviosa, tus cabellos ensortijados…Sin esa esperanza, hace tiempo que me habría muerto…
Vivo como un fantasma silencioso que se arrastra por las calles al anochecer, mirando la luna, las estrellas y preguntándose qué hacer, a dónde ir, cómo escapar siempre, escapar, sólo escarpar, de qué o de quién…Eso no lo sé, sólo escapar.
Un día, te conocí, en Roma, eras el guapo del mundo. Alto, delgado, sonriente. Tu rostro me reflejaba el amor y el deseo…Y yo, yo no puede más que amarte, sin remedio. Y por ese amor, hoy estoy perdida. Hoy soy esa sirena varada en medio de la arena, muriendo poco a poco sin poder respirar, sin poder regresar al mar, a las profundidades de las que fue expulsada.
Por ese amor, amor mío, hoy soy LA NOVIA DEL VIENTO, la novia de todos, la novia de nadie. El viento me arrastra, me lleva, y yo, yo me dejo llevar…
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Un hada, una sílfide, una sirena varada tierra adentro. Un pájaro al que le han cortado las alas; Ícaro con sus alas de cera derretidas… Madame Butterfly, Manon Lescaut, Margarita Gautier, Violeta de la Traviatta, Madame Bobary, Giselle, Odette, Ofelia Muerta…Todas y cada una….
Soy todas y cada una, soy su silencio y su dolor; Sus penas, sus errores, sus arrepentimientos, su locura…Giselle …
La Novia del Viento que camina sol, sola por los senderos, silenciosa, llorosa…Siento la caricia del aire, el crujir de las hojas secas bajo mis pies, hojas caídas de los árboles en otoño, como hermanas de tiempo y dolor. Quién me diría jamás, siendo una niña, cuál sería mi suerte y mi destino. Entonces, no se tiene idea del futuro, ni del pasado, se vive el presente como un tiempo infinito, sin mesura y sin temor.
La infancia es como un sueño del que se despierta en la adolescencia para empezar a entender quién se es y qué es la vida. Mi infancia fue casi feliz, feliz e inconsciente como la de la mayoría de los niños, aunque crecí entre salones de danza, ensayos, tutús y zapatillas de Ballet, lentejuelas, tules y gasas. Hubo poco tiempo para juegos y distracciones propias de una infancia normal.
El tiempo se fue deprisa entre un ensayo y otro, y entre funciones y audiciones, terminó mi infancia y comenzó mi juventud. Dado mi carácter distante y retraído, mi madre apenas tuvo tiempo y ganas de preguntarme por mis deseos y aspiraciones, aunque, de todas formas, poco hubiera podido decir o señalar, siempre fui indecisa, temerosa y vacilante.
Soy pues esa sirena varada, lejos, muy lejos de su hogar en las profundidades del mar. Madame Butterfly a punto de encajarse la daga y decir adiós al mundo y sus sufrimientos. El cisne negro cantando antes de morir.
Margarita suspirando por última vez antes de manchar de sangre su pañuelo, Giselle ante su locura, Ofelia ante su río de lágrimas.
Soy la Novia del Viento…
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Era apenas una niña cuando comencé a bailar. No sabía porqué, pero me gustaba. Era un espacio perfecto para ser libre. Un espacio en el que nadie me podía cuestionar por mi falta de atención, ni mi notable incapacidad para la matemática. Siempre fui delgada, espigada, flexible, lo que me hacía una candidata perfecta a BALLERINA…
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Era apenas una niña cuando comencé a bailar. No sabía porqué, pero me gustaba. Era un espacio perfecto para ser libre.
Un espacio en el que nadie me podía cuestionar por mi falta de atención, ni mi notable incapacidad para la matemática.
Siempre fui delgada, espigada, flexible, lo que me hacía una candidata perfecta a BALLERINA…
Y empecé a bailar, sin más, sin preguntas, sin dudas, casi hasta sin expectativas; Bailar como quien vive, como quien respira. Llegaba la hora de clase; Cambiarse el uniforme del colegio por el de ballet.
Las zapatillas, el cabello recogido, las mallas, el olor a brea, la voz aguda y chirriante de la maestra, el sonido de su bastón marcando EL TEMPO.
Y luego, luego, ya en la barra, la música, la música, ese universo maravilloso y desconocido por el que viajaba en silencio, sólo acompañada por mis pensamientos muchas veces casi alucinantes, extraños…
Y mis compañeras de clase, silenciosas y distantes, como yo. Y así, así fui creciendo, pasando de la infancia a la adolescencia, convirtiéndome más o menos en la mujer que ahora soy.
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